En un hermoso día de la primavera, evité de la mejor manera ir a lugares donde se aglomera la gente para disfrutar de este día: shoppings, peatonal, parques, sierras...
Fui al Teatro Real, a ver "El pobre marinero" y "El hijo pródigo", acompañado de una amiga que quería ir al cine, pero a la que fácilmente convencí de ir al Teatro.
Era la primera vez que ella iba a ir a ver ópera, así que compré un par de plateas, en excelentes ubicaciones.
Última función. Día domingo.
En "El pobre marinero", Gabriel Carasso muestra una buena voz, tal vez no todo lo expresiva que uno quisiera, pero muy bien. Un poco parco en los movimientos (o sea, uno no pide que sea un saltarín, pero el hacer algunos movimientos como en una semi cámara lenta no ayuda).
Pablo Barrera es un excelente suegro, con una voz profunda y bien usada, que actúa hasta el detalle (ese Parkinson, excelente).
Carolina Schneiter otra vez cumple de manera excelente en un rol en el que se luce. Tal vez algunos sonidos suenan fijos, pero redondea una actuación brillante.
Agustín Novillo es un estentóreo marinero, con algunos problemas en la emisión.
Me parece que la demora en tomar el martillo por parte de Schneiter, anuncia con demasiada anticipación (lo torna muy obvio) al hecho de que se lo va a estampar en el mate a su marido/desconocido. O sea, no es Tosca poniéndole los candelabros a Scarpia. Por lo demás, excelente regie de Marcos Darbyshire.
En el hijo pródigo, Isabel Beltramino se destaca sobre el resto del elenco.
Fernando Fotinós cumple con el rol de Azaël.
Enrique Roitter no convence vocalmente, sí en lo actoral. Su voz parece limitada, no quedándole cómodo el rol.
Sobre la regie no hay mucho más para decir.
Sobre la obra agrego nomás unos comentarios entre Laura (mi amiga) y yo:
Io: Eso del final, de alabar durante tanto tiempo a Dios, me revienta.
Laura: A mi me gustó, tenés que ser más abierto.
Io: ¡Pero si soy abierto! O sea, te aguanto un par de minutos de alabanzas, pero ¡No todo esto!
Cecilia Morsicato hace que me alegre de que no seamos "Casalinodependientes" en el acompañamiento al piano (ojo, no es que no me guste Casalino, al contrario, pero es bueno que no sea siempre él). Excelente labor.
Vamos a destacar la escenografía (Juan Carlos Moreno)y la iluminación (Mariano Petrello), que con pocos elementos (¿bué, comparada con qué otra puesta?), supo dar el clima justo para ambas obras.
¡Y qué bueno el maquillaje (Laura Molina)!
En fin, dos obras que eran para disfrutar plenamente.
¿Y las antorchas? Bueno, había tan poco público para dos obras tan bellas y en un lugar tan acogedor como lo es el Teatro Real remodelado, que daban ganas de prenderle fuego a todo, de la bronca nomás.
El caso de mi amiga Laura, quien luego me decía "Mirá de las cosas buenas que me he estado perdiendo, me encantó", marca lo mal que andamos y lo bien que podríamos andar.
Con respecto a la encuesta, contesto desde acá por mi y por Laura, porque no teníamos lapicera:
1) Yo: sí - Laura: no 2) Yo: sí - Laura: no 3)Yo: todas - Laura: ninguna 4)Yo: mail - Laura: Boca en boca 5)Yo: - 9 Laura: 10
Fui al Teatro Real, a ver "El pobre marinero" y "El hijo pródigo", acompañado de una amiga que quería ir al cine, pero a la que fácilmente convencí de ir al Teatro.
Era la primera vez que ella iba a ir a ver ópera, así que compré un par de plateas, en excelentes ubicaciones.
Última función. Día domingo.
En "El pobre marinero", Gabriel Carasso muestra una buena voz, tal vez no todo lo expresiva que uno quisiera, pero muy bien. Un poco parco en los movimientos (o sea, uno no pide que sea un saltarín, pero el hacer algunos movimientos como en una semi cámara lenta no ayuda).
Pablo Barrera es un excelente suegro, con una voz profunda y bien usada, que actúa hasta el detalle (ese Parkinson, excelente).
Carolina Schneiter otra vez cumple de manera excelente en un rol en el que se luce. Tal vez algunos sonidos suenan fijos, pero redondea una actuación brillante.
Agustín Novillo es un estentóreo marinero, con algunos problemas en la emisión.
Me parece que la demora en tomar el martillo por parte de Schneiter, anuncia con demasiada anticipación (lo torna muy obvio) al hecho de que se lo va a estampar en el mate a su marido/desconocido. O sea, no es Tosca poniéndole los candelabros a Scarpia. Por lo demás, excelente regie de Marcos Darbyshire.
En el hijo pródigo, Isabel Beltramino se destaca sobre el resto del elenco.
Fernando Fotinós cumple con el rol de Azaël.
Enrique Roitter no convence vocalmente, sí en lo actoral. Su voz parece limitada, no quedándole cómodo el rol.
Sobre la regie no hay mucho más para decir.
Sobre la obra agrego nomás unos comentarios entre Laura (mi amiga) y yo:
Io: Eso del final, de alabar durante tanto tiempo a Dios, me revienta.
Laura: A mi me gustó, tenés que ser más abierto.
Io: ¡Pero si soy abierto! O sea, te aguanto un par de minutos de alabanzas, pero ¡No todo esto!
Cecilia Morsicato hace que me alegre de que no seamos "Casalinodependientes" en el acompañamiento al piano (ojo, no es que no me guste Casalino, al contrario, pero es bueno que no sea siempre él). Excelente labor.
Vamos a destacar la escenografía (Juan Carlos Moreno)y la iluminación (Mariano Petrello), que con pocos elementos (¿bué, comparada con qué otra puesta?), supo dar el clima justo para ambas obras.
¡Y qué bueno el maquillaje (Laura Molina)!
En fin, dos obras que eran para disfrutar plenamente.
¿Y las antorchas? Bueno, había tan poco público para dos obras tan bellas y en un lugar tan acogedor como lo es el Teatro Real remodelado, que daban ganas de prenderle fuego a todo, de la bronca nomás.
El caso de mi amiga Laura, quien luego me decía "Mirá de las cosas buenas que me he estado perdiendo, me encantó", marca lo mal que andamos y lo bien que podríamos andar.
Con respecto a la encuesta, contesto desde acá por mi y por Laura, porque no teníamos lapicera:
1) Yo: sí - Laura: no 2) Yo: sí - Laura: no 3)Yo: todas - Laura: ninguna 4)Yo: mail - Laura: Boca en boca 5)Yo: - 9 Laura: 10
PD: no grabé nada. Me olvidé mi celular.
